martes, 18 de junio de 2013

De la linea, la perfección del color: el sentimiento


PLUMILLAS DE SANTANDER. Martin Quintero Pacheco, por Luis Eduardo figueroa

La Fundación El Libro Total
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Plumillas de Santander obra de Martín Quintero Pacheco
Luís Enrique Figueroa

Filigrama del dibujo. Dispendiosa y aplicada tarea del artista ocañero Martín  Quintero Pacheco,  desandar   los  pueblos  de Santander, los  parajes rurales,  captar en  miles de trazos de plumilla, en firmes contornos de la realidad, iglesias, balcones salientes, el Gallineral, la Cueva de Nitro de Zapatoca, parece ilustración de Gustavo Dore para la Divina Comedia, dejar ese testimonio de la tierra con todos sus encantos y la maravilla de la arquitectura del pasado.
Ernesto Suárez Rueda explica el motivo de la publicación de la Cámara de Comercio, mensaje  grato  de  Navidad,  que empieza por el rescate de los templos parroquiales y de sus nombres de pila, San Francisco  Javier de Piedecuesta, torres medioevales en punta gótica, fábrica de piedra de la cantera, San Juan de Nepomuceno de Floridablanca,    San    Pedro    de    Lebrija,  
empezada por el párroco Luiz María Figueroa, testigo de la Batalla de Enciso,   la  Inmaculada de  Rionegro, Chiquinquirá de Mogotes, La Transfiguración de Vélez, San Joaquín de Zapatoca, La Inmaculada de Barichara, oración de piedra monolítica, San Miguel de Oiba, el Sagrado Corazón de  Barrancabermeja, las capillas doctrineras de las Nieves de Girón, de los Dolores de Bucaramanga, de Monguí en Charalá, de Chiquinquirá en Confines, el oratorio de Santa Lucía en Guane.
Después     los      portales     campesinos, cerca  de    piedras, techumbre de tejas, puerta de golpe que vemos cerca de la carretera de San Gil, preciosa muestra del alero, del lugar de abrigo del sol y de la lluvia, adorno del paisaje, economía de materiales, gracia de la albañilería rural, la Torre de Tequia en García Rovíra, senderos, árboles, tapia pisada.
Así Martín Quintero que aprendió en la escuela del buen gusto de Ocaña a captar    .                                           .


Plumillas de Santander obra de Martín Quintero Pacheco
Luís Enrique Figueroa                
estas secuencias de la belleza aldeana, empezó dibujando el Valle de los Alcaldes de Ocaña, la calle del Embudo, la columna de la Libertad de los Esclavos de Don Agustín de Núñez, el tronco de la Virgen de Torcoroma los estoraques de la Playa, adelanta la obra de rescate del purísimo estético de la cordillera santandereana. Gozamos de una noble tradición espiritual, así lo comprueban esos cuadros religiosos en piedra nos rodea un ambiente sobrio de meseta Castellana. La Plumilla sabia, atenta, precisa de Quintero ha dejado este catálogo para acrecentar la fe en nosotras y en nuestra tierra. Un pueblo, una raza que cree, que alienta el destino de la belleza merece los mejores destinos. Un lejano abrazo para el amigo pintor y las congratulaciones para la Benemérita Cámara  de Comercio en su aniversario sesenta.    

París 1978

PROPORCIONES DELCUERPO HUMANO Por Martin Quintero Pacheco

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Proporciones del Cuerpo Humano
Martín Quintero Pacheco

Canon de ocho alturas de cabeza
Una línea perpendicular, por medio de la figura, puede dividirse en ocho partes iguales, llamadas cabezas; la cabeza de la figura ocupa la primera división; la segunda se extiende desde la base de la barba hasta los pechos; la tercera llega hasta el ombligo; el sexo es el término de la cuarta división y en los adultos es exactamente el medio de la figura; la quinta cabeza pasa por el medio del muslo; la sexta llega debajo del hueso de la rodilla; la séptima cruza la parte inferior de la pierna, algo más debajo de la pantorrilla y la octava hasta el talón.
Las proporciones transversales son: toda la extensión de la figura, desde la extremidad del dedo de en medio de una mano, hasta la extremidad del mismo dedo de la otra mano, teniendo los brazos extendidos hasta la altura de los hombros, es igual a la altura perpendicular de la figura.
Proporciones del Cuerpo Humano
Martín Quintero Pacheco

Desde en medio de la clavícula hasta la cumba del hombro hay una cabeza; otra desde este punto hasta el codo; la tercera pasa por la muñeca y el resto forma la cuarta. La anchura del tronco, de  hombro a hombro compone dos cabezas.

CON MOTIVO DE UNA EXPOESICION.

MARTIN QUINTERO PACHECO
Tomado de: Galería el Circo y Fundación EL LIBRO TOTAL
 Bogota, marzo 3 de 1976



No se trata de la música descriptiva de Mussorsky sino de la obra de un pintor Santandereano, Martín Quintero Pacheco, que se exhibe en la galería el circo, “encima de la plaza de toros”. Desde la entrada viene el deslumbramiento: la belleza, la devoción, la exactitud: es decir, la perfección. El público heterogéneo. Predomina la juventud; y expresa su entusiasmo.
(Aquí la pintura se partió en dos cuando llegó madame Traba; los artistas se clasificaron en buenos y malos, según dictaminaba la papisa; buenos los que pintaban mamarrachos, según ella “no figurativos” a estos les compraban sus obras, a precios astronómicos, los nuevos ricos; malos, los otros. Quizás por coincidencia, como pasó con el “boom”, los  “buenos” eran todos comunistas, o por lo menos filo marxistas).
El maestro nació en Ocaña. Aprendió a pintar solo. Quizás casi solo; como se ha ido quedando su ciudad natal. Tal vez por ello sus mejores cuadros son los que recuerdan las calles antiguas, las casas antiguas, las iglesias antiguas del solar nativo; antes claro esta que la destinaran a bajezas los ediles, las profanaran los alcaldes, se las tiraran los curas. En la muestra no se ven óleos. “¿Dónde están maestro?”. “los vendí todos en Cúcuta, en Barranquilla a los venezolanos…”. Hay acuarelas y “cañas”. “¿Que es caña maestro?”. “plumilla con caña”. Claro no entendimos.

La cámara de comercio de Bucaramanga le está edificando un libro de, ahí si, plumillas. No profundizamos porque vemos que una filipina adquiere dos cuadros; una francesa apaña una acuarela, en US $ por la cara de un arhuaco; un antioqueño pone su tarjeta a un paisaje marino. Hasta el momento en que salimos no se había llevado el cuadro de nuestra preferencia: la capilla de las nieves,  de san Juan de Girón. Se comprende que aun no ha ido don Roberto García Peña. Si no va, maestro Quintero, ¿me la vende por cuotas? Una pariente suya por afinidad y mía por consanguinidad quizás me sirva de fiador.                    

FOTOGRAFIAS DEL ALBUM DE LA FAMILIA QUINTERO SERPA

http://www.slideshare.net/quinserpa/album-de-fotos-familia-quintero-serpa-9419942